Gracias al destino conseguí dos noches en el mejor hotel de Barcelona, el Hotel Arts. Situado prácticamente en el puerto deportivo de Barcelona, este hotel de cinco estrellas gestionado por la cadena hotelera Ritz-Carlton es la máxima expresión de un lujo minimalista y modernista. Estilo que se adueña de buena parte de la ciudad. Pedazitos de Gaudí que la inundan de un aire vanguardista y alternativo.
-Es muy original– pensé. Las esculturas de las escenas religiosas que cubren las entradas del Templo de la Sagrada Familia son formas geométricas perfectamente armonizadas; Y el parque Güell... qué maravilla. Una obra de arte fusionada con la urbe. Inspirado en la naturaleza para formar parte de él.
Camino por la Diagonal y me paro un rato en la Plaza de Cataluña, observo a mi alrededor. Música, gente, bullicio, multiculturalidad, diversidad en estado puro. Desciendo por las Ramblas; a los lados, hay gente agolpada para ver a un mimo disfrazado de un dios hindú con 4 brazos. Resulta asombroso la capacidad de inmovilidad que tienen, no mueven ni una pestaña y sin embargo, con unas monedas despierta de su aparente letargo.
Al mirar al frente, una imponente columna de hierro sostiene una estatua que señala hacia el mar. El monumento a Cristóbal Colón está erigido en la plaza del Portal de la Pau, "Portal de la Paz", frente al puerto de Barcelona. Hay carrera de canoas, la gente anima y se divierte mientras ocho jóvenes luchan contra el viento y contra su propio inconcordancia para llegar los primeros.
- Me gusta caminar por Barcelona – me dije mientras la brisa marina me refrescaba la cara. Esa noche, desde mi cama de tres metros de la planta doce, veía todas las luces encendidas. Parecían decirme que en esa ciudad de luz, de gente, de estilo modernista, de artistas, de música, de variedad.. .parecía decirme que esa ciudad nunca duerme.
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